viernes, 31 de agosto de 2007


ORACIÓN POR LAS VOCACIONES



Te pedimos por la vocación de los laicos,

varones y mujeres bautizados que llamaste a vivir

Tu Evangelio en el corazón del mundo;

para que puedan comprometerse

con entusiasmo y esperanza a ser luz y

sal de la tierra, transformando las estructuras sociales

desde el trabajo responsable, la vida familiar, el estudio

y el servicio desinteresado,

construyendo un mundo más justo y más fraterno.

Te pedimos por las vocaciones sacerdotales,

para que muchos jóvenes descubran

Tu llamaday respondan con alegría,

para actuar en Tu Nombre,

haciendo presente tu Amor de Pastor y Maestro,

a través del Anuncio de Tu Palabra y

la celebración de los Sacramentos.

Jesús, Sumo y Eterno Sacerdote,

danos sacerdotes santos, orantes, alegres y audaces.

Te pedimos por las vocaciones a la vida consagrada,

contemplativa, apostólica y misionera,

para que muchos encuentren la felicidad,

dejando todo para seguirteen pobreza, castidad y obediencia,

sirviendo a los hermanos y haciendo presente el Reino,

en comunidades orantes, fraternas y solidarias.

Que nuestras familias, con la ayuda del Espíritu Santo,

nos comprendan y acompañen en la búsqueda de Tu Voluntad.

Tu nos convocas,

danos la gracia de tener un corazón dispuesto

para descubrir Tu llamado y responderte con generosidad.

Amén.


Tomado de:
http://www.paracatequistas.com/Oraciones.htm

LA VOCACIÒN COMO REALIDAD DIALOGANTE


La vocación es siempre un encuentro, una relación interpersonal, una realidad dialogante. La categoría que mejor define esta naturaleza bipolar de la vocación es la categoría del diálogo. Toda la Revelación divina establece una relación dialogante entre Dios que llama y el hombre que responde. En el evento de la encarnación de Cristo, cada hombre descubre el Verbo de Dios que lo llama a un diálogo de amor eterno, y percibe la dignidad de su condición, de su elevación, y de su destino trascendente. Cristo revelando el misterio del Padre y de Su amor desvela también plenamente al hombre a sí mismo y manifiesta su altísima vocación (Rahner, teología de la encarnación) y el verdadero sentido de su existencia.

LLANOS, M., Servire le vocazioni nella Chiesa. Pastorale vocazionale e pedagogia della vocazione, Roma, LAS, 2005, p. 156.

ORDEN HOSPITALARIA DE SAN JUAN DE DIOS


Nuestro Instituto Religioso fue aprobado por la Iglesia como Orden religiosa de Hermanos para el servicio a los enfermos y necesitados.


Tiene su origen en Granada, España, en la segunda mitad del siglo XVI, como continuación de la actividad caritativa de san Juan de Dios, nuestro fundador. Nacido en Portugal en 1945, transfiriéndose en España, vive una vida de aventuras, pasando de la peligrosa carrera de militar a la venta de libros. Internado en el Hospital de Granada por presuntos disturbios mentales relacionados a las manifestaciones excesivas de fe, encontró la dramática realidad de los enfermos, abandonados a su suerte y marginados, y decide así consagrar su vida al servicio de ellos con espíritu de acogida y de hospitalidad.


A San Juan de Dios se unieron, en el transcurso de su misión, algunos discípulos que, atraídos de sus ejemplos y acompañados de sus exhortaciones a “hacer el bien”, lo ayudaron en las obras de misericordia, especialmente en el servicio dentro del hospital fundado por él en Granada. Entre éstos se distingue Antón Martín, que fue por el mismo Santo, en su lecho de muerte, encargado de proseguir la obra y de gobernarla. En los años sucesivos, otros compañeros se unieron al grupo y fueron fundando varios hospitales, particularmente en Andalucía.


El Instituto alcanza el reconocimiento pontificio en modo gradual: en el 1572 fue aprobado por san Pío V y puesto bajo la regla de San Agustín, en 1586 es reconocido por Sixto V como verdadera y propia Orden religiosa.


En 1592, Clemente VIII reduce el Instituto al estado inicial de simple Congregación, poniendo nuevamente a los hermanos bajo la jurisdicción de los obispos y permitiendo a ellos emitir solo el voto de Hospitalidad. Algunos años después de este acto de retroceso, Pablo V, en 1611 en España y en 1617 en Italia, reportó el instituto al grado de Orden. Esta doble y autónoma reintegración hace che se constituyeran dos Congregaciones distintas que, aunque siendo conscientes de formar una sola familia, se desarrollaron paralelamente por dos siglos y medio.
A causa sobretodo de los sucesos políticos y de las leyes antirreligiosas del siglo XIX, la Congregación española sufrió un duro golpe y prácticamente desaparece con la muerte de su último Superior General, Padre José Bueno, en el año 1850.


La restauración de la Orden en España, realizada sobretodo por la obra de San Benito Menni, llevó a la reunificación del Instituto. Desde este momento la Orden, consciente de la herencia recibida en la Iglesia y con la mirada fija en el Cristo misericordioso del Evangelio, continúa en el mundo su obra apostólica con los que sufren.


El reconocimiento por parte de la Iglesia de la Santidad de nuestros hermanos San Ricardo Pampuri, San Benito Menni y San Juan Grande, de los Beatos Braulio María Corres, Federico Rubio y 69 compañeros mártires, es un estímulo para todos los hermanos de la Orden; confirma además que el seguimiento de Cristo mediante la consagración a Dios en el servicio a los enfermos y los necesitados, según el ejemplo de San Juan de Dios, es una camino cierto para conseguir la perfecta caridad a la cual estamos llamados con el bautismo, y es un modo eficaz para testimoniar la bondad y la misericordia de Dios en el mundo.


Ven, descubre y comparte con nosotros la alegría de ser llamado por Dios a la hermosa misión de la Hospitalidad.
Escríbenos vocaciones.oh@gmail.com , llámanos 0274 - 271.36.61 o visítanos: Hospital San Juan de Dios. Av. San Juan de Dios. Urb. Campo Claro. Los Curos. Mérida.

Vocación: un llamado a Servir



La vocación de Juan de Dios…Un hombre llamado a servir.
Movido por la misericordia y el amor a Dios, recogió enfermos y pobres de las calles de Granada, España, a comienzos del siglo 16. Para luego fundar verdaderos hospitales, estructuras que revolucionarían la historia médica y hospitalaria universal, devolviéndole al enfermo su dignidad y su derecho por un trato más científico, humano, justo y solidario.


Hoy hombres, hermanos, que como su fundador, San Juan de Dios, nos empeñamos en seguir e imitar al Cristo compasivo y misericordioso del Evangelio, en el amor y servicio de la persona que sufre. Acompañando y evangelizando su dolor. Nos consagramos a Dios y al servicio de la Iglesia en la asistencia a los enfermos y necesitados con preferencia por los más pobres, en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.


Hoy la invitación sigue abierta para aquellos hombres valientes que deseen entregar su vida por este noble objetivo. Puede ser que el Señor te esté llamando a ti, querido amigo, a esta especialísima misión, de servirlo en sus predilectos, los pobres, enfermos, ancianos, niños…, en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios; y encontrar el camino de la felicidad y desarrollo personal en esta heroica entrega.


¡¡ Esta es una vocación para la misericordia y la esperanza !! Ven, descubre y comparte con nosotros la alegría de ser llamado por Dios a la hermosa misión de la Hospitalidad.


Escríbenos vocaciones.oh@gmail.com , llámanos 0274 - 271.36.61 o visítanos personalmente: Hospital San Juan de Dios, Av. San Juan de Dios Urb. Campo Claro, Los Curos Mérida.


Fray Carlos