jueves, 5 de junio de 2008

sábado, 12 de abril de 2008

Programas Vocacionales

Si Ud. desea iniciar un camino vocacional con los Hermanos de San Juan de Dios, en Venezuela, le ofrecemos las siguientes alternativas:


1. Contactar directamente en nuestros Centros (recomendamos aquellos que están más cercanos a su domicilio):

• MÉRIDA
HOSPITAL SAN JUAN DE DIOS
Av. San Juan de Dios, entre Zona Industrial Los Curos y Urb. Campo Claro
Tlfs. 0274 - 271.36.61 / 56.66
0426 – 871.18.90

• CARACAS
HOSPITAL SAN JUAN DE DIOS
Av. San Juan de Dios, Colinas de Valle Arriba,
Tlfs. 0212 - 907.08.11 / 12

• MARACAIBO
HOGAR CLÍNICA SAN RAFAEL
Calle 64 c/Av. 3F
Tlfs. 0261 - 791.16.60 / 792.29.09

• Enviar correo electrónico:
vocaciones.oh@gmail.com


2. Convivencias y Experiencias personalizadas:

• De fin de semana
• De una semana
• De un mes


3. Retiros:

• Mensuales, último viernes del mes (sólo en Mérida)



Si te sientes motivado o tienes la inquietud de conocer a los Hermanos de San Juan de Dios y su Obra en Venezuela, no dudes, contáctanos, te esperamos.





viernes, 22 de febrero de 2008

martes, 19 de febrero de 2008

¿Cómo puedo encontrar el propósito de mi vida?

Imagínese por un instante que va a construir una casa. Usted contrata a un contratista de edificios, pero él nunca consulta con el anteproyecto que su arquitecto, el diseñador, había hecho. Él trabaja sin plan. Este es un paso imprudente ya que el contratista necesita saber dónde trazar la fundación, levantar los muros y colocar las ventanas. Sólo entonces la casa será como había sido diseñado.

La vida es igual. ¿Cómo podemos tratar de construir nuestras vidas sin primeramente consultar al gran arquitecto de la vida, el que nos ha creado con un propósito maravilloso? La Biblia dice, “Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.” (Romanos 8:28).

Además, hay más que ganar si vivimos según el plan de Dios. La verdadera satisfacción y el verdadero significado de la vida yace en Dios. Es por eso que el filósofo San Agustín dijo siglos atrás, “O Dios, tú nos has hecho para ti mismo, y nuestros corazones seguirán inquietos hasta que puedan encontrar el descanso en ti.”

Cuando le pedimos a Jesús, el Hijo de Dios, que sea la parte más grande de nuestras vidas, descubriremos el propósito por el cual fuimos creados. No existe nada ni nadie que pueda hacer esto: ni la religión, ni la filosofía, ni ninguna persona. Solamente Jesús. Él mismo dijo, ” --Yo soy el camino, la verdad y la vida --le contestó Jesús--. Nadie llega al Padre sino por mí.” (Juan 14:6).

http://poderparacambiar.com/question1.html

Cuaresma

domingo, 6 de enero de 2008

Epifanía




Señor y Buen Dios que te has querido manifestar a todos los pueblos de la tierra, te damos gracias porque la Buena Noticia de tu amor ha llegado a nosotros.
Te has manifestado en la humildad y sencillez de un niño pobre y marginal; te has manifestado en la debilidad humana y has permitido que te encontremos en los más pobres de amor, paz, perdón y bienestar material.
Gracias porque tu Estrella, tu Divino Espíritu Santo, nos indica a cada momento el lugar donde estás y en el cual podemos encontrarte.
Danos, oh Señor, la humildad de los Magos para postrarnos ante ti y ofrecerte a nuestros hermanos los dones que nos has dado y servirte, en ellos, cada día. Amén.
P. Cándido Contreras

jueves, 3 de enero de 2008

miércoles, 2 de enero de 2008

Dios sigue llamando


«Hoy, como ayer, Dios nos habla de diversas maneras, pero hay una que no puede fallar: el sufrimiento de la gente.
Joven, tú que en lo más profundo de tu ser te sientes cristiano, no debes tener miedo a endurecer tus manos, trabajando en la promoción del hombre. Hoy no podemos seguir diciendo: Señor, Señor, sino que debemos dedicar lo mejor de nosotros: nuestra juventud, alegría, entusiasmo, riesgo, creatividad… a favor del prójimo. Los cristianos somos antorchas que sólo tenemos sentido cuando nos quemamos; solamente entonces somos luz.
Amar al hermano implica compartir su sufrimiento, su impaciencia, su afán o su alegría y darle una parte de lo nuestro.
Dios nos sigue llamando a comprometernos por su causa, conociendo el Evangelio, metiéndonos en la realidad del pueblo y contando todo esto a los demás».